lunes, 25 de noviembre de 2013

En las profundidades

Elise se encontraba en el bosque, era un bosque tan profundo que los rayos de sol apenas podían pasar entre los árboles, sumiendolo todo en una semipenumbra.
A su alrededor sonaban ruidos de criaturas escondidas, depredadores acechando en la oscuridad, preparando sus colmillos para satisfacer su sed de sangre.

Pero Elisa llevaba una antorcha, y esas bestias no osaban acercarse a la luz. Caminaba con paso tembloroso, con cuidado de no poner un pie en falso, ya que ni se imaginaba lo que esas bestias de la noche le podían hacer.
Exhaló una enorme calada de aire para tranquilizarse y continuó avanzando. Un sudor frío corría por su frente.
Sus pasos se detuvieron cuando vio una sombra delante de ella. Esta sombra no se apartaba.

De pronto la sombra avanzó como un rayo hacia ella y pudo ver el brillo de unos colmillos y unos ojos rojos.

Elise dio un grito de terror, pero sus brazos se movieron muy rápido, de forma casi automática, y sus dedos se convirtirton en garras. Su oponente aulló de dolor. En un momento le había rebanado el cuello y una fuente de sangre salpicó el lugar. Ella guardó un poquito en un frasco.
- Venid a por mí si os atrevéis, ¡soy Elise, debordora de almas!


Juan Almena

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